Miedos, amores, amigos, rencores, heridas, caricias, espejos, charlas, misterios, matices, mates, cigarrillos, fresias, chocolates, cuerdas flojas, histeria, mil lágrimas, sonrisas, esperas, teléfonos, arrepentimientos, gritos, fiesta, daiquiris, suspiros, sorpresas, mails, espacio, incertidumbre, límites, angustia, placer, egoísmo, soberbia, impotencia, Benedetti, salidas, experiencias, éxitos, fracasos, Cortázar, Galeano, música, melodías, cerveza, café, castigos, libertad, soledad, reconocimientos, lunas y soles, los domingos de siempre, mentiras, sueños, finales, pesadillas, cambios, Arlt, despertadores, consejos, traiciones, carcajadas, desilusiones, esperanzas, caminos, opuestos, miradas, Cien años de soledad, costumbre, tormentas, abrazos, dolores, nacimientos, rupturas, abismos, puertas, candados, almuerzos, proyectos, viajes, silencios, mensajes, olvidos, carencias, paciencia, calma, sombras, peleas, manos, esfuerzo, todo y nada. Más y menos. Menos de lo mismo.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Me parece

Me parece que ya no me quiero como antes. Si es que alguna vez me quise de veras. Me parece que olvidé las cosas que más me gustaban de mí. Me parece que abandoné las ganas de mirarme, de admirarme. Me parece que empecé a sentir otras cosas por mi. Y no me gusta lo que siento. 

  Me parece que añoro la inocencia, lo intempestivo de la inocencia. Me parece que ya no quiero saber tanto. Y prefiero olvidar más.
 
Me parece que ya no digo todo lo que siento. Me parece que tengo filtros, estúpidos filtros que me traban, me ahogan. Me parece que alucino, invento, tergiverso. 

martes, 26 de octubre de 2010

Inventario

  Una casa (que no es mía), una tele, un dvd y libros, muchos libros. Música enlatada, cd's y un equipo de los grandes, que me regalaron cuando cumplí los 15. Una compu, una impresora, una mesa y seis sillas. Siete. Pero hay una que no es del juego. Un sommier y tres juegos de sábanas. Un acolchado de invierno y otro de verano. Cortinas. Algunos cuadros con dibujos que inmortalizan a Cortázar, García Márquez y Benedetti. Tres juegos de llaves. Fotos. Muchas fotos.
  Una carrera terminada, alguna pasión abandonada y una especialización casi por terminar. Dos trabajos. Y una colaboración semanal en un diario. Algo más de confianza que hace un tiempo y varios (muchos) años de terapia.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Cinco minutos de fama

  (Publicada en La Tercera, el 20/10/10)
  Ya lo decía William Shakespeare, hace unos 5 siglos atrás, en la voz de su trágico e inmortal Hamlet: Ser o no ser. 
   La breve pero, a su vez, literaria y académica introducción viene a cuento de que días atrás me topé con una situación que me hizo reflexionar sobre este concepto del Ser. Y de cómo las sociedades, las épocas y hasta los medios de comunicación lo van mutando.
   Situación: Presentación de un libro sobre la historia de Lomas de Zamora. Lugar: Escuela primaria en San José, Temperley. Contexto general: Unos 20 niños de entre 10 y 12 años simulando que escuchan. Otros 50, despreocupados y sin ganas de simular, siquiera.  
   Fin de la actividad. Se sortean libros, por lo que los ganadores pasan al frente, reciben el premio e, inmediatamente, le piden al autor que se los firme. Quienes se quedaron con las manos vacías, para no ser menos, arrancan una hoja de sus cuadernos y buscan su autógrafo.

lunes, 18 de octubre de 2010

Algo más

   Si es lo último que se pierde, entonces ya no hay nada. No hay más nada. No hay más ganas, no hay más fuerzas, no hay más culpa, no hay más lucha, no hay más lunas, no hay más soles, no hay más voces ni consuelos. No hay más risas, no hay más llantos, no hay más lágrimas. No hay más letras, no hay más estrellas, no hay más nada. No hay más sueños, no hay más ratos, no hay más calma. No hay que ganar ni perder, hay que rendirse.
  Y allá, en el fondo -ese fondo que tantas veces imaginamos pero jamás dimensionamos- el vacío. El vacío como un grito ahogado que desgarra la garganta. La vigilia de los otros, los que aún no se rindieron.
   Y una luz tenue, casi imperceptible. Que se agranda si nos acercamos, que se achica, allá, a lo lejos. Un paso más, entonces. Y que todo se transforme. Y que nada nos asuste. Y que el viento nos despeine. Y que sea sólo un sueño.   

miércoles, 13 de octubre de 2010

La mala educación

(Publicado en el diario La Tercera, el 13/10/10)
Muchas veces me encuentro a mi misma corrigiéndome en ciertos dichos, lugares comunes que uno utiliza en el lenguaje cotidiano. Y, al trabajar con las palabras (porque con ellas trabajamos los periodistas, y no con mucho más que eso, por si usted no estaba enterado), me veo enviciada a editarme constantemente. Así, el usual “sos un maleducado”, se transforma en “sos un mal aprendido”, por la necesaria aclaración de que los padres seguramente no tengan culpa alguna de la actitud que causó el calificativo. Los padres lo educaron bien, pero él aprendió mal. Suena contradictorio y, sin embargo, no existe una explicación más lógica.