Miedos, amores, amigos, rencores, heridas, caricias, espejos, charlas, misterios, matices, mates, cigarrillos, fresias, chocolates, cuerdas flojas, histeria, mil lágrimas, sonrisas, esperas, teléfonos, arrepentimientos, gritos, fiesta, daiquiris, suspiros, sorpresas, mails, espacio, incertidumbre, límites, angustia, placer, egoísmo, soberbia, impotencia, Benedetti, salidas, experiencias, éxitos, fracasos, Cortázar, Galeano, música, melodías, cerveza, café, castigos, libertad, soledad, reconocimientos, lunas y soles, los domingos de siempre, mentiras, sueños, finales, pesadillas, cambios, Arlt, despertadores, consejos, traiciones, carcajadas, desilusiones, esperanzas, caminos, opuestos, miradas, Cien años de soledad, costumbre, tormentas, abrazos, dolores, nacimientos, rupturas, abismos, puertas, candados, almuerzos, proyectos, viajes, silencios, mensajes, olvidos, carencias, paciencia, calma, sombras, peleas, manos, esfuerzo, todo y nada. Más y menos. Menos de lo mismo.

martes, 7 de diciembre de 2010

Cárceles

Había algo en la densa atmósfera que la perturbaba. Algo que era más que un sonido, más que una vaga sensación, más que una simple percepción. Había algo ahí, justamente ahí, que no alcanzaba a descifrar. Ni siquiera sabía si era parte de ella o de los otros.
Había algo en el aire, en la liviana brisa de todos los días. Había algo que por escasos, milimétricos segundos le aprisionaba el pecho… o el alma. Algo que la vigilia le devolvía una y otra vez, como una burla.

Había algo que la hacía prisionera de sus propias palabras, de sus propios miedos, de sus propios actos.

Había algo de lo que sólo podía escapar durante el sueño. Entonces, durmió. Y soñó. Y se sintió atípica, pero maravillosamente, libre.

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