Solito, en camiseta y calzoncillos, el artista irrumpe en ese escenario lúgubre que simula un velorio, y lo avasalla. Es César Brie, quien con su acento argento-boliviano-italiano va prendiendo una a una las velas que rodean la escena y conmueve, con sólo mirarlo.
Miedos, amores, amigos, rencores, heridas, caricias, espejos, charlas, misterios, matices, mates, cigarrillos, fresias, chocolates, cuerdas flojas, histeria, mil lágrimas, sonrisas, esperas, teléfonos, arrepentimientos, gritos, fiesta, daiquiris, suspiros, sorpresas, mails, espacio, incertidumbre, límites, angustia, placer, egoísmo, soberbia, impotencia, Benedetti, salidas, experiencias, éxitos, fracasos, Cortázar, Galeano, música, melodías, cerveza, café, castigos, libertad, soledad, reconocimientos, lunas y soles, los domingos de siempre, mentiras, sueños, finales, pesadillas, cambios, Arlt, despertadores, consejos, traiciones, carcajadas, desilusiones, esperanzas, caminos, opuestos, miradas, Cien años de soledad, costumbre, tormentas, abrazos, dolores, nacimientos, rupturas, abismos, puertas, candados, almuerzos, proyectos, viajes, silencios, mensajes, olvidos, carencias, paciencia, calma, sombras, peleas, manos, esfuerzo, todo y nada. Más y menos. Menos de lo mismo.
lunes, 18 de agosto de 2014
El deleite de ver a Brie
Solito, en camiseta y calzoncillos, el artista irrumpe en ese escenario lúgubre que simula un velorio, y lo avasalla. Es César Brie, quien con su acento argento-boliviano-italiano va prendiendo una a una las velas que rodean la escena y conmueve, con sólo mirarlo.