Miedos, amores, amigos, rencores, heridas, caricias, espejos, charlas, misterios, matices, mates, cigarrillos, fresias, chocolates, cuerdas flojas, histeria, mil lágrimas, sonrisas, esperas, teléfonos, arrepentimientos, gritos, fiesta, daiquiris, suspiros, sorpresas, mails, espacio, incertidumbre, límites, angustia, placer, egoísmo, soberbia, impotencia, Benedetti, salidas, experiencias, éxitos, fracasos, Cortázar, Galeano, música, melodías, cerveza, café, castigos, libertad, soledad, reconocimientos, lunas y soles, los domingos de siempre, mentiras, sueños, finales, pesadillas, cambios, Arlt, despertadores, consejos, traiciones, carcajadas, desilusiones, esperanzas, caminos, opuestos, miradas, Cien años de soledad, costumbre, tormentas, abrazos, dolores, nacimientos, rupturas, abismos, puertas, candados, almuerzos, proyectos, viajes, silencios, mensajes, olvidos, carencias, paciencia, calma, sombras, peleas, manos, esfuerzo, todo y nada. Más y menos. Menos de lo mismo.

lunes, 6 de marzo de 2017

Nuevos aires

Lacio y ligero, el pelo le rozó los hombros cuando desarmó ese rodete que cada mañana, incluso antes de cepillarse los dientes y lavarse la cara, improvisaba sobre su cabeza. Apenas lo sostenía con una banda elástica que siempre parecía a punto de romperse, pero resistía.


Absorto*

*Mención de honor en el II Concurso digital de Microrrelatos 
"Mi historia cotidiana", organizado por el Municipio de Lomas de Zamora

Por un momento, creyó que no volvería a verlo. Lo había perdido de vista. Lo había visto alejarse, subir unas lomas y perderse entre el follaje de una centena de árboles que se cerraban tras su paso. Entonces, corrió. Improvisó un camino que resultó erróneo y, desorientado, giró la cabeza para un lado y después para el otro. Nada. Nadie.